Magnífico artículo en el New York Times de James Fallows:Electronic Voting 1.0, and No Time to Upgrade (registro gratuito).
Idea básica: el autor se fía de los ordenadores para miles de operaciones comerciales, usa cajeros, compra billetes de avión por Internet... pero no se fía del voto electrónico. ¿Por qué? Porque le faltan dos principios que son la base de los super-fiables sistemas que usamos en tantas y tantas actividades diarias.
Primero: los sistemas no funcionan a la primera, ni las cincuenta primeras veces, y todo el mundo lo sabe. Por eso los programas informáticos pasan por tantas versiones. Pero además los sistemas comerciales están sometidos a un test "en vivo" de miles o millones de usos por horas. Si algo va mal, se sabrá inmediatamente.
Segundo: todos los sistemas tienen algún tipo de confirmación de las operaciones. Recibos de los cajeros, carpetas de "enviado" en los mensajes electrónicos, impresión de una pantalla cuando hacemos una compra electrónica...
Ni uno ni otro son posibles con un sistema de voto electrónico sin rastro de papel.