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jueves, octubre 21, 2004

Peligros y cautelas necesarias

Los sistemas electrónicos de votación tienen 3 tipos
de peligros relacionados:

1. Fallos de funcionamiento accidentales del software o el hardware

2. Manipulación por motivaciones políticas (intentos de amañar las elecciones)

3. Manipulaciones o intervenciones por otras razones (virus, hackers, ciber-terrorismo...).

Para luchar contra ese triple peligro, existe un amplio consenso entre los expertos en seguridad en que todo sistema de voto electrónico que se implante en cualquier país debería haber sido previamente verificado de manera exhaustiva por expertos en seguridad designados por los gobiernos, eindependientes, por supuesto, de las empresas que los intentan vender .

Esa regla básica no se cumple, claramente, en el caso del País Vasco, donde el Gobierno Vasco quiere implantar un sistema desarrollado por una empresa local, que no ha sido sometido a tests rigurosos y externos de seguridad. El proyecto de ley presentado por el Gobierno Vasco simplemente ignora toda la cuestión referida a los procesos, previos a la propia votación, por los que se debería seleccionar un determinado sistema (hardware y software). El proyecto, de hecho, especifica de manera muy precisa el sistema de voto, dando por hecho cuál va a ser el utilizado (el de la empresa vasca Robotiker).

Los expertos en seguridad dudan de todo sistema que no deje un "rastro en papel", que debe estar disponible para su verificación durante un tiempo razonable.

El sistema propuesto en el País Vasco deja un rastro en papel, pero da total libertad a los miembros de cada mesa para decidir si deben o no recontarse los votos manualmente (y no especifica las razones para ello).

El recuento, además, no es propiamente manual, sino usando una máquina que lee la papeleta. No se contempla, por razones poco explicadas, el recuento puramente manual, dejando siempre en manos del ordenador la interpretación del voto.

Finalmente, si no hay recuento manual, todas las papeletas válidas son destruidas, impidiendo todo recuento en caso de que se detectara posteriormente alguna anomalía en el sistema de
voto.

Ni siquiera se preve que haya una comprobación aleatoria, en un cierto número de urnas, de que el resultado electrónico y manual coincide.

Se confía todo al buen funcionamiento del hardware y el software.