1. El voto electrónico no resuelve nada
Como se puede ver, más arriba, al hablar de los argumentos a favor.
2. El voto electrónico cuesta mucho dinero
Nadie sabe lo que costaría implantar el voto electrónico en Euskadi o en España. Pero hay que pensar que sería un coste considerable, equipando cada mesa electoral con una urna electrónica, con su software, habría que entrenar a los administradores del sistema, educar a la población, a los componentes de las mesas...
3. Lo más importante: el voto electrónico, por definición, es menos seguro y transparente que el voto manual
Esto es obvio. El sistema de emisión y recuento de voto que usamos actualmente en España y en Euskadi es absolutamente simple y transparente, y por eso mismo extremadamente seguro. No hay NINGUNA posibilidad de fraude (en el sentido de que los votos contados no sean los votos emitidos).
En cambio el voto electrónico es por definición un sistema oscuro y no transparente. De ahí se derivan varios peligros relacionados:
- fallos de funcionamiento accidentales del software o el hardware
- manipulación por motivaciones políticas (intentos de amañar las elecciones)
- manipulaciones o intervenciones por otras razones (virus, hackers, ciber-terrorismo...)
Naturalmente, todos esos peligros pueden ser reducidos (no eliminados) con un gran esfuerzo tecnológico (y enormes gastos). Pero ¿para qué hacer ese esfuerzo tecnológico, si ya tenemos un sistema absolutamente fiable para contar los votos?